viernes, 19 de agosto de 2016

El origen del Calafate

Cuando los selk’nam habitaban Tierra del Fuego, solían agruparse en diversas tribus. Dos de ellas se encontraban en gran conflicto y los jefes de ambas comunidades se odiaban hasta la muerte. 

Un día, cuando el hijo de uno de los jefes paseaba por el campo, se encontró con una bella joven de intensos ojos negros y se enamoró de ella. Lamentablemente, esta hermosa joven era la hija del enemigo de su padre. Los jóvenes acordaron que la única manera de verse era a escondidas y así lo hicieron… hasta que un día fueron descubiertos por el brujo de la tribu de la niña. 

Para separarlos, el brujo condenó a la joven, transformándola en una planta que conservó toda la belleza de sus ojos negros, pero con espinas, para que su enamorado no pudiera tocarla. 

Pero el amor era tan fuerte que el joven nunca se separó de esta planta y murió a su lado. 

Por eso, quien logre comer el fruto de este arbusto estará destinado a regresar a la Patagonia, pues nadie puede separarse del poder de amor que hay en el calafate, nos atrae a él y no permite que nos marchemos por mucho tiempo.

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